lunes, 24 de septiembre de 2007

Paranoia II

Historias de la desafortunada villanería

Cuando se hacen historias, indefectiblemente se crean héroes y villanos; y no es gratuita ni frágil su perdurabilidad, digo, la de estos imaginarios. Generalmente los villanos resultan en tales por la
reafirmación de la moral, que lo vuelve al personaje en el eterno ignominioso. Y así, en tanto se preserva en el recuerdo el carácter vil de aquél personaje, se dilata la imperiosidad de la valoración, eternizando el modelo categórico del ídolo. Sin embargo, los villanos muchas veces suelen ser humanos, frágiles, corruptos, rastreros y aún así, nos resultan simpáticos. Reconozcámoslo, algunos antihéroes nos divierten. Le han dado gracia a nuestra historia.

Me refiero a los personajes de malicias picarescas, cobardes y, sobre todo, a los que les salió mal la treta. Es decir, el bien conocido, malo y torpe, un auténtico fracaso, que encima de padecer la ineptitud para hacer el mal, eterniza a su enemigo y pasa a la historia como el hazmerreír del relato.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Paranoia I

Me propongo algunos comentarios con pretensiones históricas, más bien anecdóticas y curiosas, en base a algunas opiniones personales y enruladas sobre el tema de las teorías conspirativas y la paranoia. Quizás se trate de ideas deshilachadas, con poco fundamento, que todos los lectores criticarán de forma asociada y secreta , y de las que por supuesto tiene toda la culpa mi papá.

Considero que el psicoanálisis (y la psicología en general) no inventó el modo de pensar, sentir, el modo de ser paranoico; Más bien, creó una patología y, a partir de ella, la caracterización de un sujeto particular. Las memorias de locos son un género anterior a las Memorias de un enfermo nervioso, del Presidente Daniel Schreber, el famoso jurista sobre el que Freud escribió para fundar la estructura lógica de la paranoia en uno de sus cinco historiales clínicos. Pero ese modo de pensar, de sentir, de ser, como el de conocerlo, no es igual en todas las épocas, tampoco su valoración y es difícil de rastrear. El dato que tomo, caprichosamente, es el de uno de los primeros personajes que fue estigmatizado en la contemporaneidad como paranoico: el emperador romano Claudio, quien, a pesar de tener su recinto palaciego en Roma, se hizo construir una fortaleza en una isla por temor a que lo asesinaran. En ella se pasaba gran parte de su tiempo esquivando a su esposa, quien verdaderamente lo quería matar junto con su amante y que vivían con él en la fortaleza (¡!) Pero en realidad, podríamos decir a su favor, que los emperadores romanos, como los líderes poderosos, le otorgan un valor a la paranoia, en parte porque tenían sus razones, en tanto jamás habrían llegado al núcleo concentrado del poder, ni podrían haber continuado sosteniéndolo y ejerciéndolo de unas determinadas formas, si no fueran algo paranoicos, obsesivos y psicópatas en esos contextos en que, como le señalaba Maquiavelo al príncipe, a diferencia de las conjuras a un rey, en Roma el poder podía ser cuestionado por una rebelión del pueblo o de los esclavos(como ocurrió con el movimiento liderado por Espartaco), el senado (como le sucedió a Julio Cesar, que lo dejaron hecho colador), incluso era posible que te asesinara tu propia guardia personal (como le ocurrió a Cómodo, por rebajarse a pelear con esclavos en la arena del circo) y también tu propio hijo ( como hizo Nerón con su mamá, quien intentó numerosas veces y por fin lo logró con veneno. En este caso nadie teorizó el Edipo. En realidad se dedicaron más bien a analizar sus tendencias incendiarias, un mal entendido respecto al proyecto de Nerón de mejorar las obras públicas de la ciudad de Roma, siendo juzgada la forma más fácil de agilizar el proceso quemando parte de los edificios viejos de la ciudad) Por supuesto era un valor no solo para vivir, sino funcional a la conservación del dominio, como suele suceder en las sociedades militarizadas. Los mismos políticos, estrategas militares y las falanges paranoides que le hicieron la guerra a todos los que representaban al famoso “ellos” que no son “nosotros”, mientras temían morir o perder el poder de la mano de una conspiración, y quizás por eso mismo, conspiraban y asesinaban a miles de personas.

Se me ocurre que no es casual que Claudio inventara la burocracia. Claudio fue quien hizo posible, gracias a la que diagnosticamos como su paranoia, el establecimiento de las bases modelo de la burocracia para un estado imperial, inspiración para otro paranoico famoso y brillante, Max Weber, quien diseñó la administración y funcionamiento del estado moderno desde su torre. La burocracia, junto con otras invenciones, seguramente más o menos casuales e importantes que esta, le permitió a Roma devenir en un Imperio, administrar, controlar minuciosamente y dominar de forma directa puntos lejanos de su centro de poder.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Algunas ideas para mi tesis

En 1961, al realizar una mirada alarmada de la sociedad Argentina, Tulio Halperín Dongui señalaba una anomalía constante en la historia del país, el síntoma, decía, de la continuidad sostenida de un clima histórico en el que se veía obturado el proceso político y se institucionalizaba la política represiva. Habían transcurrido treinta años desde que la “hora de la espada” daría nacimiento al poder militar y, desde entonces, las crisis político sociales no eran inflexiones en una transición entre situaciones estables, sino una constante.
A fines de la década del cincuenta, la discontinuidad entre las perspectivas iniciales respecto al golpe de estado de 1955 y lo que efectivamente sucedió, incluso, la continuación de un proceso de despolitización o, más exactamente, de militarización de la política, no podía dejar de ser percibido.
El período gestado a partir de 1955, que guarda una estrecha relación con el anterior, estuvo marcado por la violencia política. Se abre con un golpe de estado y su desenlace, más cruento y terrorífico aún, es el “Proceso de Organización Nacional” iniciado en el año 1976. En ese espacio de tiempo se suceden varios golpes militares, ningún gobierno elegido por la ciudadanía completa sus mandatos, se acaecen rebeliones militares, enfrentamientos entre facciones de las tres armas que acompañan y alientan la inestabilidad política. Asimismo, nace la resistencia peronistas, accionan los comandos civiles de la “Revolución Libertadora”, se organiza la acción clandestina de los comandos nacionales peronistas, surgen organizaciones clandestinas, se realizan movilizaciones masivas, paros, huelgas, tomas de fábricas, sabotajes, atentados, acciones que hacia el final del período culminan con la conformación de las organizaciones armadas para, finalmente, desplegarse a través del Estado, con toda su fuerza, el poder totalitario, concentracionario y asesino, a los fines del disciplinamiento y supresión de toda anormalidad (Calveiro: 1998)