jueves, 24 de enero de 2008

Notas sobre un sueño

Nadie creeía que estábamos soñando

A mis pies yacía un lago, era un charco profundo, en él se reflejaba la burla de un globo aerostático cuya sombra se esparcía a la velocidad del miedo.En la otra orilla, una corte de reinas buscaba un culpable al universo. Y un exceso de causas sobrevolaba las nubes. Para mi eran de la familia de las casualidades.Pero los topos se esmeraban en ver lógica en su vuelo.
Todo se me aparecía felizmente ridículo. Imposible soportar el éxodo de la osamenta de un sistema de producir hombres como una verdad que no fuera la invención de un puñado de locos.
La mayoría de los bufones estaban convencidos de que era inútil intentar otra cosa entre tanto exceso.

Nadie creeía que estábamos soñando
Salvo el poeta que estaba despertando. La vigilia, me dijo, no es un consuelo. Nunca podremos escaparnos de su reino, ni llegar a ningún otro lado. No existe ningún otro lado más allá de los sueños. Solo nos queda vivir con la esperanza de nuevos y eternos despertares.

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