martes, 20 de julio de 2010

MICHEL FOUCAULT, UNA ENTREVISTA: SEXO, PODER Y POLÍTICA DE LA IDENTIDAD


En medio del debate suscitado en torno al reconocimiento en nuestro país del matrimonio gay, me interesaba dejarles una entrevista a Foucault en la que elabora algunos pensamientos en torno a una serie de cuestiones que fueron tratadas en las disquisiciones del Senado en un nivel argumentativo que, a mi entender, dejó bastante que desear antes que dar para pensar (http://www.hartza.com/fuckault.htm). En particular me refiero a los argumentos sobre "Dios", la naturaleza, "el hombre" y la "mujer", la historia, etc. para referirse a las preferencias sexuales y la institución familia y, menos problematizada, la relación entre sexualidad y libertad en referencia a la intervención del Estado. Uno de los aspectos problemáticos según mi opinión en esos discursos es que se acepte cierta normativización de las nuevas relaciones, formas intensas de amor, amistad y formas de creación posibles que se generan a través de la sexualidad por fuera y muy a pesar de las intervenciones y regulaciones del Estado. Pareciera ser que el reconocimiento de éste de un estado de hecho habilitó numerosos discursos en la sociedad que en busca de cierta legitimidad y aceptación intentan normalizar modos de vida producidos e instaurados por nuestros deseos, que no son invariantes sino potencialidades creadoras y que, en ese sentido, habrían tenido y tienen un potencial de resistencia a cierta normalización de las conductas. Pues “el ejército, la burocracia, la administración, las universidades, las escuelas, etc. —en el sentido que hoy tienen esas palabras— no pueden funcionar con amistades tan intensas”. Por ello, la posibilidad y el derecho de la libertad a elegir y crear nuestra sexualidad y formas de relaciones no es una prerrogativa que nos otorga el Estado ni una cierta aceptación social, sino una práctica cultural efectiva de esa libertad que, por el contrario, limita las intervenciones sobre nuestra conducta sexual a través de ese potencial creador, modos de vivir inclasificables, formas de relacionarnos y amar que inventamos y multiplicamos. Al respecto, me parece importante que a pesar de la ampliación de la posibilidad de contraer matrimonio para todos/as en la Argentina mantengamos vigente, que no eludamos o abandonemos, el debate acerca de si es preferible aplicar a nuestras relaciones libres el modelo de la vida familiar, o el de esas las instituciones que van a la par con la familia. O, en todo caso, qué otras relaciones más ricas, más interesantes y más creativas que las relaciones sociales propias de la familia podemos crear.

1 comentario:

  1. yo estoy completamente de acuerdo, ile, con este giro que proponés sobre el tema del matrimonio igualitario. Creo que ahora que la ley es un hecho en vez de celebrar habría que distinguir en qué medida es un atentado (instrumental)contra las relaciones de amistad, esto es todo el repertorio colorido y variante de vínculos casuales y espontáneos tanto más intensos en cuanto son extramatrimoniales, por fuera de la esquemática y en definitiva pobre trama familiar. Hay que estar alerta en qué puntos la aplicación hace entrar al Estado en las relaciones personales, porque son focos de fascistización de las conductas. Hay que despejar, en cambio, los puntos en los que se hace convergente la voluntad individual y vinculante, su aspecto contractual. Por ejemplo: no habría que pensar en matrimonio homosexual, puesto que se podrían casar dos sin mantener relaciones sexuales entre ellos, sean o no homosexuales (¿o matrimonio es la fidelidad sexual?) y además, por qué solamente de a dos, nos vinculemos o no sexualmente?, podríamos ser tres o seis los que consintieramos en unirnos, etc. son todas quizás maneras matri-patri-mon(o)-iales de hacer estallar el cepo de relaciones que "el estado se anima a admitir", por decirlo rápidamente, o se cree capaz de administrar.
    En fin, creo que el nivel de los debates (siempre hay excepciones) ha sido tan poco atinente, tan mal conducido, en fin ha preparado tan mal el terreno a partir del cual atreverse a plantear otras discusiones que considero más delicadas, por lo que la sanción de la ley no me ha deparado particular alegría, como la mayoría de las 27.000 restantes.
    Lo último, que nada que ver: ¡qué lindo que decoraste el blog!

    ResponderEliminar