Es verdad,
pero ¿Quién detendrá nuestra caída al quebrarse los hilos de esta telaraña sobre la que reposaron – sin memoria de sostenes- los destinos?
Caída silenciosa,
del derrumbe impalpable como azúcar refinada,
sin proyecto ni prospecto de aterrizaje.
Y al inevitable se le suman los ardores de la tierra seca
y el oficio de desentrañar con uñas raídas,
-deprisa ante el reloj de papel detenido-
sin recuerdos , frente a un mar infinito.
Cómo evitar ser el polvo, tan volátil.
O la raíz hecha carne, enredándose y torciéndose.
O el fruto tímido bajo las superficies sin cosecha.
Pedir agua en una tregua o roer con ritmo de uñas negras bajo lunas de insomnio
Y un testimonio de una mosca resentida
o un juez lombriz que ve su túnel derruido
y resistir y escapar...
Es verdad,
Pero ¿Cuántas veces he intentado evitar pensar que la caída es siembra en sequía o que me esperan las siete plagas y el público nómada en un estrado enjuiciador?
Todas las discordias juntas, de lo terrorífico,
del miedo al pozo que cuidadosamente hemos custodiado,
sepultado con riquezas y miserias.
Y del hoyo un rollo de mandatos, entre moralina y circunstancia
y del poder , más que del desear o del deber,
o del saber aún sin beber…
y de negar elixir sin jamás verterlo,
y de vencer los miedos jamás nunca pensados.
¡Cuanta omnipotencia mentirosa!
El solo hecho de creer que el caer es sepultura,
y que la telaraña es estructura,
truncar la realidad de lo posible a lo medible y predecible, y ble, ble, ble...
Pero ninguna realidad es un ble, ni bla, ni ya, ni se, ni si, ni no o qué hubiera sido. Y de tanto sí y no, a veces se incurre demasiado en el ni o en el quizás,
punto de vista, punto y coma, para esquivar el punto y la coma por separado
Es Verdad,
recuerdo que Moreno guardaba ritualmente tesoros. La tierra, fecunda y maciza, redoblaba y redimía sospechas en secreto.
Tesoro es “X”, pongámosle algo,
un no ser configurado por su conquistador.
Un supongamos, una incógnita.
Incapaz para las fórmulas y las explicaciones,
ecuación irresolvible sin palear con los meniscos,
revolviendo luz y sombras en forma de espiral que deviene de la X vuelta en ? , y puede ser ! o E y así &.
Es Verdad,
Pero ¿Por qué oficiar de enterrador? –Me preguntaba- con tanta risa socarrona de sombreros raros y dulce a como de.
Pero caemos en el pozo cavilado, sin nombre.
Hoyo inventado por el loco, por Moreno, por lo hecho y lo desecho.
Y volvemos a cavarlo un poco más
hasta que urge recordar que hemos olvidado.
Quizá algo se nos ha perdido allí adentro,
una linterna o el llavero de toda puerta conocida
o un dado y probabilidad azarosa,
el ancho de espada con un cuatro de copas.
Y volvemos a cavarlo cada día esperando encontrar ese objeto
y dentro el viento como aliento a piel expuesta,
y un beso, una palabra retenida en labios secos, y un hombre, alguna calle,
la sorpresa con perfumes del temor.
Es Verdad,
quizás no sea tan malo,
quizás inventamos un aljibe, o gran riqueza,
a lo mejor esté un uno mismo nuevo contemplándose en un lago,
en otros ojos impostergables.
A lo mejor no sea caída,
a lo mejor, quién sabe...
Delirios
“Delirar es franquear umbrales de intensidad,
pasar de un umbral de intensidad a otro.
Es decir que antes que delirar,
el delirante es alguien que siente”
Gilles Deleuze
Nosotros siendo
en ese irremisible y efímero jardín
Nosotros, los más eternos de todos
fuimos unas veces infelices y otras dichosos
a la manera de los amantes confinados
Nada es
para nuestra suerte
lo que una vez
Cada cual solicitó ser presente
Una vez, cada uno, delirar.
Deliraba
/extraviada yo-yo/
una versión libre
de ese umbral de intensidad del pasado
Pero nosotros lo descubrió
¡Iba a morir algún día!
Habíamos madurado.
Entonces invoqué la incorregible tendencia,
la de que no quedaran marcas
Deliraba
/sin esas costuras del alma/
con el coraje de la locura
para acallar las voces de las razones
Cercanos y difíciles
acaeció el silencio ámbar
y de esa trasparencia emergió lo que salva
esperar para encontrar lo inesperado
Confiaba y te buscaba
a sabiendas del peligro
en un nuevo umbral de intensidad
de hacer, sin ser, ya nosotros.
Así, cada cual siendo,
nos encontramos en ese camino que asoma.
Degustando sabrosos y amargos pasos,
nos quedaba un único recurso :
¡Saltar!
Deliré
Saltando /esperando
el llamado de nuestros abismos
Es decir, entregándome
a tus manos fuertes en el vórtice de mi cintura predispuesta
al abrazo de tu voz radiofónica a mis labios espectadores
a la revelación de la libertad de nuestro seguir estando unidos
a terminar con la soledad de una posibilidad
Juntos (sin nosotros)
Siendo /delirando terrestres
descubrimos en la incerteza
que lo que una vez fue ya no importa,
le pisa los talones un nuevo sentido
Juntos ( cada cual)
Queriendo /eligiendo terrestres
la seguridad de los dioses conocidos ya no acecha
y emerge el asombro de vivir
a la manera de los amantes libres.
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