viernes, 24 de agosto de 2007

Bordeando el umbral desde dos puntos de vista

El oficio de sepulturero

Es verdad,

pero ¿Quién detendrá nuestra caída al quebrarse los hilos de esta telaraña sobre la que reposaron – sin memoria de sostenes- los destinos?

Caída silenciosa,

del derrumbe impalpable como azúcar refinada,

sin proyecto ni prospecto de aterrizaje.

Y al inevitable se le suman los ardores de la tierra seca

y el oficio de desentrañar con uñas raídas,

-deprisa ante el reloj de papel detenido-

sin recuerdos , frente a un mar infinito.

Cómo evitar ser el polvo, tan volátil.

O la raíz hecha carne, enredándose y torciéndose.

O el fruto tímido bajo las superficies sin cosecha.

Pedir agua en una tregua o roer con ritmo de uñas negras bajo lunas de insomnio

Y un testimonio de una mosca resentida

o un juez lombriz que ve su túnel derruido

y resistir y escapar...
Es verdad,

Pero ¿Cuántas veces he intentado evitar pensar que la caída es siembra en sequía o que me esperan las siete plagas y el público nómada en un estrado enjuiciador?

Todas las discordias juntas, de lo terrorífico,

del miedo al pozo que cuidadosamente hemos custodiado,

sepultado con riquezas y miserias.

Y del hoyo un rollo de mandatos, entre moralina y circunstancia

y del poder , más que del desear o del deber,

o del saber aún sin beber…

y de negar elixir sin jamás verterlo,

y de vencer los miedos jamás nunca pensados.

¡Cuanta omnipotencia mentirosa!

El solo hecho de creer que el caer es sepultura,

y que la telaraña es estructura,

truncar la realidad de lo posible a lo medible y predecible, y ble, ble, ble...

Pero ninguna realidad es un ble, ni bla, ni ya, ni se, ni si, ni no o qué hubiera sido. Y de tanto sí y no, a veces se incurre demasiado en el ni o en el quizás,

punto de vista, punto y coma, para esquivar el punto y la coma por separado

Es Verdad,

recuerdo que Moreno guardaba ritualmente tesoros. La tierra, fecunda y maciza, redoblaba y redimía sospechas en secreto.

Tesoro es “X”, pongámosle algo,

un no ser configurado por su conquistador.

Un supongamos, una incógnita.

Incapaz para las fórmulas y las explicaciones,

ecuación irresolvible sin palear con los meniscos,

revolviendo luz y sombras en forma de espiral que deviene de la X vuelta en ? , y puede ser ! o E y así &.

Es Verdad,

Pero ¿Por qué oficiar de enterrador? –Me preguntaba- con tanta risa socarrona de sombreros raros y dulce a como de.

Pero caemos en el pozo cavilado, sin nombre.

Hoyo inventado por el loco, por Moreno, por lo hecho y lo desecho.

Y volvemos a cavarlo un poco más

hasta que urge recordar que hemos olvidado.

Quizá algo se nos ha perdido allí adentro,

una linterna o el llavero de toda puerta conocida

o un dado y probabilidad azarosa,

el ancho de espada con un cuatro de copas.

Y volvemos a cavarlo cada día esperando encontrar ese objeto

y dentro el viento como aliento a piel expuesta,

y un beso, una palabra retenida en labios secos, y un hombre, alguna calle,

la sorpresa con perfumes del temor.

Es Verdad,

quizás no sea tan malo,

quizás inventamos un aljibe, o gran riqueza,

a lo mejor esté un uno mismo nuevo contemplándose en un lago,

en otros ojos impostergables.

A lo mejor no sea caída,

a lo mejor, quién sabe...


Delirios


“Delirar es franquear umbrales de intensidad,

pasar de un umbral de intensidad a otro.

Es decir que antes que delirar,

el delirante es alguien que siente”

Gilles Deleuze


Nosotros siendo

en ese irremisible y efímero jardín

Nosotros, los más eternos de todos

fuimos unas veces infelices y otras dichosos

a la manera de los amantes confinados

Nada es

para nuestra suerte

lo que una vez

Cada cual solicitó ser presente

Una vez, cada uno, delirar.

Deliraba

/extraviada yo-yo/

una versión libre

de ese umbral de intensidad del pasado

Pero nosotros lo descubrió

¡Iba a morir algún día!

Habíamos madurado.

Entonces invoqué la incorregible tendencia,

la de que no quedaran marcas

Deliraba

/sin esas costuras del alma/

con el coraje de la locura

para acallar las voces de las razones

Cercanos y difíciles

acaeció el silencio ámbar

y de esa trasparencia emergió lo que salva

esperar para encontrar lo inesperado

Confiaba y te buscaba

a sabiendas del peligro

en un nuevo umbral de intensidad

de hacer, sin ser, ya nosotros.

Así, cada cual siendo,

nos encontramos en ese camino que asoma.

Degustando sabrosos y amargos pasos,

nos quedaba un único recurso :

¡Saltar!

Deliré

Saltando /esperando

el llamado de nuestros abismos

Es decir, entregándome

a tus manos fuertes en el vórtice de mi cintura predispuesta

al abrazo de tu voz radiofónica a mis labios espectadores

a la revelación de la libertad de nuestro seguir estando unidos

a terminar con la soledad de una posibilidad

Juntos (sin nosotros)

Siendo /delirando terrestres

descubrimos en la incerteza

que lo que una vez fue ya no importa,

le pisa los talones un nuevo sentido

Juntos ( cada cual)

Queriendo /eligiendo terrestres

la seguridad de los dioses conocidos ya no acecha

y emerge el asombro de vivir

a la manera de los amantes libres.

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